Madre, la palabra lo dice todo. María Aparici.
Mi madre para su época fue bastante moderna en muchas cosas.
Fue la menor de ocho hermanos. Se dice que cada hermano aporta al siguiente un poco de su saber y ella al ser la octava era un bichito.
Nació en la Torrasa en mil novecientos diecinueve. Cuando tenía que nacer los hermanos mayores estaban enfadados, porque les daba vergüenza tener un hermano, tan mayores, el mayor se marchaba a la mili y la segunda, le faltaba poco para casarse.
Pero al nacer, todo cambió, estaban encantados,era la mimadita de la familia, estaban todos pendientes de ella, le compraban todo lo que quería.
Las amigas de ella de toda la vida, que fueron tratándose siempre hasta el final. Nos contaban a mi hermana y a mi , que cuando tenían una boda o una fiesta le pedían a mi madre, vestidos, zapatos y bolsos para ir. Como ella tenía de todo, se lo dejaba a todas cuando lo necesitaban.
Cuando iban a Misa los domingos, si ella se dejaba la chaqueta, que se tenían que poner, en la Iglesia si iban sin mangas en verano.
El Párroco de la Plaza Española que era Musen Jaume y estaba en la puerta antes de la misa, le decía “María ve a buscar la chaqueta a casa” ella contestaba “Si voy a buscarla ya no vuelvo” y como la conocía, la dejaba pasar, Que sea la última vez le decía.
Pero cuando se la volvía a descuidar, otra vez lo mismo.
Así era ella, muy sociable y cariñosa. Se hacía querer.
Nuria Zafón
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