En San Cornelio lo pase muy bien. Cuando salíamos del colegio nos íbamos a jugar, era un pueblo pequeño y lo bueno era que no había coches y podíamos ir por todo el pueblo sin ninguna preocupación. De hecho, solo había un coche que se utilizaba de taxi cuando alguien necesitaba ir a otro pueblo como a Berga que es más grande y hay un hospital y comercios.
En San Cornelio solo había una tienda de comestibles, todas las semanas venía el camión con pescado y otro día el camión con fruta y verdura. Lo que si había era un horno que estaba cerca del colegio, hacían un pan buenísimo. Nunca olvidaré el recuerdo del olor a pan cuando iba al colegio por las mañanas. Todavía hay veces que lo siento.
En el pueblo había solo un bar. Cuando salió la televisión trajeron una al bar, en aquellos tiempos nadie tenía televisión, justo se ganaba para poder comer, y recuerdo que los sábados por la noche íbamos casi todo el pueblo a ver la televisión al bar.Algo que tampoco olvidaré es el frío. Hacía tanto frío que durante casi 4 meses había carámbanos de hielo en el lavadero de mi casa.
En la actualidad, el pueblo no ha cambiado mucho, pero ahora recibe muchos visitantes. Las minas se han convertido en museo que son patrimonio cultural de la Generalitat.
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