La navaja de afeitar - Maria Rosa Gascón

 Mis recuerdos sobre algunos utensilios y electrodomésticos que se usaban durante gran parte del siglo XX son, entre muchos, la lavadora, que por cierto, mi madre se resistía a comprarla, pero mis hermanos se la trajeron a casa un día, y eso facilitó mucho el trabajo de lavar la ropa de 12 personas que vivíamos en mi casa: mi padre, mi madre, seis hermanos, mi abuelo, mi abuela y dos primas que se vinieron con nosotros del pueblo. Sí que es verdad que el piso era grande, con 4 habitaciones, pero aún así faltaba espacio.

Uno de los utensilios que guardo con más cariño es la navaja de afeitar de mi abuelo, que siempre lo hacíamos alguno de mis hermanos y alguna vez también yo. Tendría 8 o 10 años, lo recuerdo muy bien. Mi abuelo, que se llamaba Emilio, era manco. Cuando era pequeño, jugando con otros niños, cogieron unas escopetas y uno de ellos le disparó, y le dejó manco con tan solo 8 o 9 años.

Este es un utensilio que como mínimo debe tener 80 años. Está muy oxidado, pero yo lo tengo envuelto y me da mucha pena desprenderme de él. Hoy en día, ya es muy poco común utilizarla, ya que aparecieron las maquinillas eléctricas que evitan el riesgo de los cortes que de tanto en tanto se acababan produciendo.







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