La plancha -Tere Crespo

 En los primeros “planchados” de la historia se utilizaban piedras redondas y pulidas que se pasaban una y otra vez por encima de la ropa recién lavada. Este sistema se mejoró calentando las piedras ya que se obtenía mejor resultado. Posteriormente, las piedras se substituyeron por planchas de hierro que también se calentaban al fuego. Ya en el siglo XVIII siguió la evolución de este utensilio, así nació la plancha de carbón, una especie de caja de hierro con forma más o menos triangular en cuyo interior se metía carbón caliente a través de una abertura con cerrojo.




Con la llegada de la electricidad a los hogares, la plancha eléctrica, que se atribuye a Henry W. Seeley, se convirtió en la reina del planchado. En 1926 se produce un nuevo adelanto en el mundo de la plancha: el vapor. La plancha incorporaba un depósito de agua que al calentarse sacaba vapor y facilitaba mucho el planchado. Desde entonces, ha continuado la innovación y se han incorporado nuevas mejoras, siempre con el objetivo de que planchar sea cada vez más y más fácil.

En mi casa, cuando yo era pequeña, teníamos una plancha de hierro que se calentaba en una estufa de carbón (se les llamaba “estufas económicas”). Ya en Esplugues, en los años 60, desapareció la plancha de hierro e incorporamos a nuestras vidas la plancha eléctrica.

Tere Crespo








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