Semana Santa en mi pueblo - Carmen Izquierdo

Hoy recordaré las vacaciones de Semana Santa de mi adolescencia.
Era una semana de total recogimiento, los días de Jueves y Viernes Santo, no sonaban
las campanas, pasaban los chicos por la calle haciendo girar una Carracla, su sonido
austero avisaba para acudir a los Oficios de la Iglesia. Siempre eran las mujeres las que
más asistían a dichos Oficios… Y las que se ocupaban de limpiar y arreglar los Altares,
lavando y planchando los bonitos manteles que se utilizaban para ello, hechos de
ganchillo o bolillos, a lo largo de generaciones.
Esa semana se hacía interminable, los jóvenes echábamos de menos el baile de los días
de fiesta…prohibido en esas fechas!!!


La limpieza de la Iglesia, se hace aún, por turnos de doce vecinos/as cada año llamados Clavarios, así como los Mayorales y Mayoralesas, dos chicos y dos chicas encargados de lo referente a todas las Fiestas del pueblo.
Por fin llegaba el Domingo de Pascua, por la mañana se iba a Misa con el mejor vestido (si era posible estrenado para ese día) se hacía la Procesión con gran solemnidad por el pueblo y las campanas repicaban todo el tiempo. Se respiraba alegría.

Para la merienda nos reuníamos las chicas para ir a algún sitio pintoresco del pueblo a comer la Mona (Que como en Cataluña regalaba la Madrina)
Un bollo o Rosca, con uno o varios huevos duros y anises de colores, hacíamos
competición para ver cuál era más bonita, Los chicos se subían al Castillo para vigilar dónde íbamos y siempre aparecían. La costumbre era romper un huevo duro en la frente del más cercano o despistado, era divertido.
Como anécdota, recuerdo que una vez no estaba bastante duro y puse perdido a uno de los chicos. Aún lo recordamos alguna vez entre risas, al verano en vacaciones.

Carmen Izquierdo.

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