Cuando yo era una niña recuerdo que en mi casa había un botijo. A mi abuela le encantaba beber con el botijo, decía que le recordaba cuando ella era joven y vivía en el campo.
En el tiempo de la siega el botijo estaba siempre con ella. Antes de ir a segar, mi abuela llenaba el botijo de agua de un pozo que había en la huerta donde vivía. El agua salía muy fresquita y en el botijo se le mantenía fría todo el tiempo que estaba en el campo.
Tere Crespo
Comentarios
Publicar un comentario